Cuando hablamos de jamón, ya sea jamón ibérico o jamón serrano, muchas veces lo asociamos con un buen queso así como con un buen vaso de vino. Las combinaciones son infinitas. Además, en cantidad de platos ya encontramos cómo el jamón aparece sumergido en alguna que otra salsa o como ingrediente de un producto, o incluso, como protagonista principal del plato. Si quieres conocer todos sus beneficios puedes encontrarlo en Propiedades del jamón. ¡Lo quiero en mi dieta!.
La formas de comerlo son muchas, y también hay muchos estilos de cocinarlo (si es que lo cocinas). Hay quien dice que el jamón pasado por la planta está exquisito, otros en cambio, dicen que el jamón (sobre todo el jamón serrano) pierda su gracia y su espíritu al cocinarlo. Como todo en la vida, la forma de comerse el jamón y de degustarlo depende de los gustos y preferencias de cada uno. Para gustos, los colores.
La verdad es que, no hay lugar a dudas, de que el buen jamón ibérico basta con servirlo para que la gente disfrute de él. Es perfecto con tan sólo servirlo recién cortado, sin cocinarlo e incluso sin mezclarlo ni acompañarlo con nada. ¡Él no pide nada más! Es un placer para todos los paladares, incluso para aquellos más exigentes. De todos modos, para aquellos que quieran utilizar el jamón de forma cocinada, hoy os planteamos una simple receta de huevos con jamón y patatas. ¡Exquisito!
La forma de hacer esta receta ( también conocida como  huevos rotos con jamón y patatas) puede variar según quien esté al mando de los fogones. Pero nosotros vamos a describir una sencilla receta que seguro es fácil y de buen gusto para todos. Lo vamos a describir en 6 pasos:

Primero: Pelamos las patatas, las lavamos en agua fría y las cortamos en rodajas de medio centímetro. A continuación secamos las patatas con papel absorbente de cocina.

Segundo: Ponemos  en el fuego una sartén bien grande preferiblemente con aceite de oliva. Lo calentamos y cuando esté caliente echamos las patatas. Primero las freiremos a fuego medio durante unos 10-12 minutos.  Lo importante es que no queden fritas.

Tercero: A continuación retiramos las patatas con una espumadera y las escurrimos bastante bien. Seguidamente se le echa la sal a gusto de cada uno.

Cuarto:  Ahora le vamos a incorporar un poco de cebolla, preparamos la cebolla ligeramente caramelizada con un poco de miel.  Las cebollas las tenemos que cortar en rodajas muy finas. En la misma sartén esta vez con un poco de aceite de oliva y siempre a fuego lento añadimos las cebollas. Cuando veamos que empieza a soltar agua subimos un poco la temperatura para que se dore, después bajamos la intensidad del fuego y echamos la sal, removemos con una cuchara de madera durante aproximadamente unos 5 minutos y añadimos a continuación 1 cucharada de miel. Removemos un poco y cuando la miel se está pegando a la cebolla lo retiramos.

Quinto:  Ahora le toca a los huevos y al jamón. Añadimos a la misma sartén el aceite de las patatas y freímos los huevos sin pasarnos (que no se queden demasiado hechos). Añadimos a la sartén la cebolla y patatas y rompemos los huevos con la cuchara de madera.

Sexto: Por último, ya llegamos al fin de la receta. Toca la presentación. Colocamos estos huevos en un gran plato (donde estén antes colocadas las patatas) con unas lonchas de jamón (normalmente la gente le coloca serrano pero los más exquisitos le pueden poner también jamón ibérico). El plato ya está listo para servirse y para saborearse.